La mejor solución es la de tener un vecino complaciente que las cuide, con promesa de retribución, claro. Bastará agrupar las plantas en una habitación luminosa, no demasiado cerca de una ventana grande a causa de los rayos del Sol. Un riego dos veces por semana será suficiente.
Otro procedimiento: Coja un cubo grande y ponga en el fondo una capa de algunos centímetros de gravilla. Disponga los tiestos uno junto a otro, llene de agua hasta la base de los tiestos y cubra los espacios con turba bien húmeda o musgo. De este modo, las plantas se mantendrán en un ambiente favorable y tomarán por capilaridad el agua necesaria a su supervivencia. No olvide colocar los tiestos en una habitación luminosa y contará así con unas tres semanas de conservación asegurada.
Cuando se dispone de jardín, las plantas de interior agradecerán mucho una estancia de algunas semanas en el exterior. Elija un lugar en semipenumbra y entierre los tiestos. Recubra el suelo que los rodea con una capa de turba húmeda.
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